"Caracoles sin vino no valen un comino"
INGREDIENTES:
caracoles
manitas de cerdo
tomates
pimientos rojos
jamón cortado a dados
ajo
chalotas
sal, pimienta
guindilla cayena
Lavar los caracoles con tres o cuatro aguas.
Ponerlos a cocer partiendo de agua fría, para que saquen el cuerpo fuera, calentar poco a poco y dar fuego fuerte posteriormente, así quedaran con parte del cuerpo fuera de su cáscara.
Una vez cocidos desechar el agua de cocción y reservar los caracoles.
Cocer las manitas de cerdo, junto con algunas verduras, puedes hacerlo en olla a presión o también comprarlas ya cocidas.
Para hacer la salsa empezamos pelando los tomates, escaldándolos previamente unos segundos en agua caliente.
En un recipiente amplio con un poco de aceite de oliva, añadimos unos dientes de ajo muy picados, el tomate troceado, azúcar, sal, pimienta negra y una o dos guindillas cayenas, en función de si los queremos picantes o no.
Añadimos también el pimiento rojo asado cortado a tiras
Dejamos hacer la salsa a fuego lento.
Agregar el jamón cortado en trozos.
Una vez tenemos la salsa de tomate en su punto la adicionamos a los caracoles.
Agregamos también las manitas de cerdo cocidas.
Dejar estofar unos minutos el conjunto, si fuera necesario agregar algo de agua de cocción de las manitas de cerdo.
Los caracoles suscitan entre los humanos casi tantas fobias como filias, pero si tu eres un verdadero helicófago, no lo dudes, son un manjar exquisito, eso sí, debes de seguir ciertas normas para su limpiado y guisado, también tienes la opción, nada despreciable por cierto, de comprarlos ya limpios y cocidos.
Para prepararlos para guisar, previamente deben estar purgados, antaño se colocaban en una "caracolera" de mimbre en la que penetraba el aire y se tenían unos días para que se "limpiasen", en el sentido mas escatológico de la palabra, incluso se les ponía salvado, ya sabes "pura fibra".
Una vez purgados, hay que limpiarlos con varias aguas mezclada con vinagre, en medio tan acético para que acaben de limpiarse.
Para cocerlos hay que partir de agua fría, echarlos en este medio, para que saquen a pasear su esbelto cuerpo y que el calor, (cuando tu le des caña al fuego), les sorprenda, con sus bellezas al aire.
La primera agua de cocción desecharla, y acabar de cocerlos, en una segunda agua, unos 30- 40 minutos.