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jueves, 28 de enero de 2010

SARDINA RANCIA "DESESTRUCTURADA" CON HUEVO FRITO EN PERFECTA ESFERIFICACIÓN









SONETO AL HUEVO FRITO

Su túrgida hermosura al sol desvela
Y anima por las claras redondeces
Que al olfato constante ofician preces
De crepitante sal por sus estelas
Cerrada a cal y canto y prisionera
En inocente albúmina acunado
Trae la yema su lípido asombrado
De la quietud que roza sus laderas
Mas el destino es mano en sus entrañas
Y una hirviente algazara de carbonos
Aguardan el crujido de su grito
Se estremece la núbil faz huraña
Y, sufriendo su cuerpo de palomo,
Ríe – eterno y fugaz – el huevo frito.
Julio Novoa, escrito hacia 1947


Los recuerdos son un conjunto de imágenes, a los que yo, sin dudarlo, tengo que agregar sabores y olores, todo esto conforma el recuerdo y hasta la nostalgia.
Muchos son los productos que hemos usado en los cientos, e incluso miles de platos que hay por el inmenso baúl descontrolado de este blog con g, aunque a mi me gustaban mas, aquellos bloc de anillas donde uno anotaba todo y acababan llenos de grasa, que al igual que aquellos libros de texto desvencijados y mugrientos, denotaban un alto uso de los mismos, eran mucho más entrañables que estos a base de fría tecnología, "ande vas a parar"... como decía, de todos los productos, incluso los de alta cocina, gelificantes, espesantes de nueva generación, alginatos, espumas, presentaciones arriesgadas... yo me descubro ante "LA SARDINA RANCIA" , esa humilde sardina en salazón , simétricamente colocadas en esas cajas de madera, aplastaditas ellas, eran y siguen siendo "LAS SARDINAS DE CUBO", en algunos sitios las llamaban "GUARDACIVILES", parece ser, que porque siempre iban en pareja, y los más ortodoxos las llamaban sardinas arenques..."¡ que fisnos!"...
Sí señores, hoy voy a hacerme un huevo frito con sardina rancia... espero que no haya objeciones... porque acompañados de un buen pan y de un vino de garnacha centenaria, que sólo algunos ungidos y elegidos por el dedo divino, podemos degustar, voy alcanzar el edén, donde miles de huríes me deleitaran con sus bailes y contoneos insinuantes...tengo mis dudas si esto no es lo más parecido al cielo...
Si quieres acompañarme yo te explico la manera:
Te provees de un huevo de corral de esos de yema anaranjada, fresco , gordo y esbelto ( te hablo de huevo en singular, aunque el ideal son dos huevos mellizos, huevos en calzoncillos que llaman en algunos lugares, pero...aquí tengo que hacer una leve concesión a mi médico de cabecera: no debo de poner demasiados huevos en el asunto, pero si tu eres hombre de pelo en pecho, o mujer al modo de Agustina de Aragón... ¡échale huevos!).
No olvidar un aceite de oliva de empeltre del Bajo Aragón, eso si, cuando tengas enfrente una botella de este aceite de mi tierra, no olvides hacer una sencilla genuflexión ante el, ¡ es divino!...
Y ya nos queda la gran dama, la sardina rancia, he encontrado un sitio en Zaragoza, que me dan 4 unidades por un euro, si señores, 4 hermosas sardinas de cubo, sin embalar en plástico, cogiditas de la caja de madera, separadas y desgarradas de las decenas de hermanas que allí yacen en perfecta simetría...pues sí, 4 por un euro... aunque mi memoria pleistocénica, todavía las recuerda a dos reales la unidad, con una moneda de aquellas del agujerito en medio, te daban una sardina...
No olvidar el pan, un pan de leña, seguro que hay un sitio en tu ciudad que hacen un pan inmenso, yo acabo de descubrir uno, "un gallego en Zaragoza", rosca gallega la llaman, crujiente, no tiene demasiada miga, pero que mojo y mojo y vuelvo a mojar...el pan en el...
Y al lado ya sólo nos falta la frasca de vino, aquí, ya lo siento, no me vas a poder imitar, porque el mejor vino del mundo lo tengo yo, y es una edición muy limitada... pero no te preocupes con el segundo o tercer vino mejor del mundo también te puedes arreglar...

Y como ya nos hemos provisto de tan excelsas viandas, ya sólo nos falta tirar de manual coquinario:
Envuelves la sardina en un par de hojas del HERALDO DE ARAGÓN, puedes usar otro periódico, pero no es lo mismo, la metes en el hueco que hay entre una puerta y su marco, allí donde dormitan las bisagras, y cierras la puerta hasta escuchar el chasquido o aplastamiento de la ínclita sardina, ¡cuidado no manches la puerta!, que si no tendrás bronca segura.
Desenvuelves la sardina quitando las hojas del Heraldo, preferiblemente las de anuncios clasificados por palabras, ¡coño ! ¡que casualidad! eran los anuncios de contactos varios... me decapitas, con certero movimiento de muñeca a la sardina, arrastrando a su vez sus intimidades, ya limpia, te ayudas de un cuchillo y la desescamas, no le dejes ni una escama en su precioso cuerpo, que queden todas sus vergüenzas al aire, ahora te sugiero que la tengas de dos a tres horas en agua, bañándola, para que pierda algo de su salazón, yo alguna sardina de estas la he tratado como si fuera la mismísima Cleopatra, la he puesto en un baño de leche, no era de burra, sólo de tetra brick, la verdad es que queda mejor desalada.
Colocas en una sartén no demasiado grande, ese aceite de mi tierra ( no olvides la genuflexión o simple jaculatoria cuando lo tengas en la mano), debes poner aceite suficiente para que el huevo no toque el fondo de la sartén, lo que yo llamo "huevos flotantes", dejas que se caliente, que humee...cuando así suceda pones la sardina un poco desalada y bien seca, cascas el huevo a su lado para que no esté sola, dejas que se hagan unas puntillas en su contorno, la yema no demasiado hecha...pones todo en un plato...pan ...vino... y que sea lo que Dios quiera ... pero me parece que en el Nirvana, las huríes empiezan su insinuante contoneo...

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