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jueves, 2 de noviembre de 2017

CODILLOS DE CERDO MARINADOS EN SOJA ACOMPAÑADOS DE POLENTA






Un plato contundente y completo

INGREDIENTES:
codillo de cerdo
salsa de soja
polenta
laurel, granos de pimienta

PROCEDIMIENTO:
Colocar los codillos en un recipiente amplio, añadir salsa de soja y dejar marinar, darle la vuelta de vez en cuando.
Cocer en olla rápida durante 40 minutos añadiendo un par de hojas de laurel y unos granos de pimienta.

Cuando haya transcurrido el tiempo de cocción sacar y reservar, reservar también el agua de cocción para cocinar la polenta.
Gratinar todo al horno, debe quedarse dorado el codillo, darle la vuelta para que dore por los dos lados.
En un recipiente colocar la polenta, adicionar el agua de cocción caliente, dejar infusionar la polenta fuera del fuego, estas polentas vienen ya precocinadas.


Servir los codillos junto con unas quenelles de polenta.

La carne de codillo es una carne muy tierna, ya que es muy gelatinosa y al cocerla hace que sea muy suave.También se puede hacer sin cocerlo, metiendolo al horno, a riesgo de que quede un poco mas reseca, también la podemos meter después de cocido en el horno unos minutos para que se dore.Ya venden los codillos salmuerizados, por lo que no hace falta echarle nada de sal al agua con las verduras, no obstante probar el resultado antes.

LA POLENTA:

La polenta, plato humilde y de subsistencia, de gran tradición en Italia, sobre todo en el norte, la llamada polenta taragna, que parece ser que antes de que el maíz viniera de América se confeccionaba con harina de alforfón, un plato sencillo, que ahora incluso tratan de rescatar algunas cocinas de fusión.
Si alguna similitud guarda es sin duda con "las farinetas" de Aragón o en otros sitios llamadas "gachas", plato de subsistencia que se confeccionaba con harina escaldada con agua hirviendo, cocida y removida en una sartén puesta al fuego de leña,a la que si había suerte se añadía unos trozos de tocino fritos a modo de chicharrones y el aceite caliente resultante de la fritura, también se hacían dulces añadiendo azúcar.
La harina para polenta que encontramos ahora en los mercados suele ser la precocida, de muy fácil uso, sólo con añadir agua hirviendo en volumen doble está lista para consumir.
Las variantes pueden ser múltiples: en vez de agua cocer con un caldo, o leche, añadir frutos secos, azúcar, diferentes quesos...
Una vez cocida si la metemos en moldes, solidifica, permitiendo posteriormente la plancha y la fritura, podemos dorarla en la plancha, como si de un filete se tratara o freírla en sartén como si fueran unas patatas fritas.
Permite diferentes cortes y sabores, sólo hay que añadirle un poco de imaginación.


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