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martes, 2 de diciembre de 2008

HOMENAJE A LABORDETA





Somos
como esos viejos árboles
batidos por el viento
que azota desde el mar.
Hemos
perdido compañeros
paisajes y esperanzas
en nuestro caminar.
Vamos
hundiendo en las palabras
las huellas de los labios
para poder besar
tiempos futuros
y anhelados,
de manos contra manos
izando la igualdad.
Somos
como la humilde adoba
que cubre contra el tiempo
la sombra del hogar.
Hemos perdido
nuestra historia
canciones y
duro batallar.
Vamos
a echar nuevas raíces
por campos y veredas,
para poder andar
tiempos
que traigan en su entraña
esa gran utopía
que es la fraternidad.
Somos
igual que nuestra tierra
suaves como la arcilla
duros del roquedal.
Hemos
dejado el tiempo
dejando en los secanos
nuestra lucha total.
Vamos
a hacer con el futuro
un canto a la esperanza
y poder encontrar
tiempos
cubiertos con las manos
los rostros y los labios
que sueñan libertad.
Somos
como esos viejos árboles.
.
. (gracias por la letra, Antonio)


José Antonio, no podía ser de otro modo, llenó hasta los topes, hasta la bandera se puede decir, el Teatro Principal, y no podía ser de otra forma que un homenaje emocionante por los asistentes como por los protagonistas del estrado.
La apertura fue a cargo de Carmen París cantando la albada que inmediatamente dio paso a la maestra de ceremonias del resto de la noche, Olga Viza, que actuó como presentadora, entrevistadora y emocionada asistente a las amistades del Abuelo
La palabra abuelo en Aragón, además de las connotaciones de otras latitudes tiene otra: la de José Antonio Labordeta, el abuelo entrañable y luchador, al que yo siempre le estaré agradecido por muchas cosas pero sobre todo por una: el haber mandado a cierto sitio a cierta gente, que a mi tanto me hubiera gustado ubicar en el ínclito sitio, gracias...

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