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viernes, 15 de mayo de 2009

MARIDAJE CHOCOLATE


9 DE CADA 10 INDIVIDUOS DICEN AMAR EL CHOCOLATE, EL DECIMO, MIENTE.

Cuando el vino conoció al chocolate.

MARIDAJE CHOCOLATE & VINOS
Dice la sabiduría popular que todo debe probarse al menos una vez. Cuánto más válida es esta frase si se aplica a la gastronomía, donde las combinaciones parecen ser infinitas y deparan gratas sorpresas que, si fuéramos extremadamente puristas, jamás tendríamos el gusto de probar.
Una de las combinaciones por mucho tiempo irreconciliables fueron los chocolates y los vinos. Vaya a saber porqué, los “expertos” consideraban que estos dos favoritos de multitudes se expresaban mejor por separado.
Cierto es que al momento de combinar sabores depende mucho la capacidad de abrir nuestra mente y nuestro paladar para dejarnos seducir por los ocasionales hallazgos gourmet. Si uno tiende a ser inflexible o muy ortodoxo obviamente el juego se hará mucho menos amplio y por tanto menos interesante.
Pero supongamos que nos tomamos unas vacaciones de las certezas y nos aventuramos a descubrir algunos puntos en común que nos acercan a más gratos placeres.
El par perfecto
La calidad con la que actualmente se elaboran tanto vinos como chocolates hace que estemos seguros de que obtendremos lo mejor de ambos mundos, que dicho sea de paso son bastante lejanos ya que el chocolate es de origen americano y el vino europeo. La tarea entonces será buscar dos ejemplares que no se anulen mutuamente, ni se superpongan (que uno tape al otro) sino que se potencien. Ése es el secreto de todo buen maridaje.
Entre los chocolates conviene empezar por aquellos más amargos, con alto contenido de cacao (60 a 70%). Luego, según los gustos personales, se podrán elegir agregados de frutas secas o frutas pasas, las cuales combinan muy bien con los vinos. Evitar, al menos al principio, los chocolates con leche ya que podrían resultar empalagosos y echar a perder la experiencia.
Entre los vinos, los más indicados son los llamados “fortificados”. Se trata de vinos cosechados tardíamente -para concentrar el grado de azúcar de las uvas- a los que se les corta la fermentación alcohólica con un destilado a fin de lograr vinos con un contenido razonable de azúcar residual y alta graduación alcohólica. Por otra parte están los vinos “dulces naturales” los cuales también son fruto de una cosecha tardía (generalmente de uvas blancas) y que luego de su fermentación alcohólica completa aún guardan un grado de azúcar importante.
En ambos casos y más si tienen alguna guarda en barricas, se trata de vinos muy intensos, del alta complejidad aromática que suelen acompañar a los postres o bien algunos platos muy especiales como el foie gras y los quesos azules.
Los chocolates amargos serán exquisito maridaje para los vinos tipo oporto. Según la cepa que se utilice en la elaboración del vino, las notas frutadas o especiadas pedirán por si solas el acompañamiento de frutos secos como las almendras y las avellanas tostadas. Los higos, ciruelas y pasas de uva bañados en chocolate serán un placer inigualable junto a portos de Malbec , cuyas fervientes notas aromáticas le dan marco ideal para este maridaje soñado.
Los blancos “dulces naturales”, también llamados cosecha tardía que guarden una delicada acidez podrán combinarse con chocolates blancos (en dosis moderadas) y/o chocolates amargos con cascaritas de naranja.
Hasta aquí sólo algunas ideas, lo más divertido será sentarse tranquilo o con buena compañía a degustar estas joyas con espíritu de intrépido "bon vivant" a la búsqueda de su propio par perfecto.
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(Diana Drimer)

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