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viernes, 19 de agosto de 2011

POR LA RUTA DEL PRIORATO






Porrera, bodegas Vall Llach






En Porrera hay una ruta de unos 12 relojes de sol, todos diferentes



En Porrera, tiene Lluis Llach su bodega





Escudella y manitas de cerdo en el restaurante "La Cassola", Gratallops








Prades



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El Priorato, pequeña comarca de unos 23 municipios, y alrededor de 10.000 habitantes, ubicada en la provincia de Tarragona, es una Denominacion de Origen que ha emergido con fuerza en el mundo del vino, de muy poca producción, gran calidad y precios nada "socializados".

Viñedos que trepan por las laderas de las montañas, aprovechando los pequeños "bancales", garnachas que se desperezan en esos suelos de "llicorella", pizarra descompuesta, garnachas a las que se les deja una mínima producción, para que de sus racimos, sea néctar lo que brote.

Tierras, donde siempre se ubicaron monjes ávidos de buenos caldos.

Recorrer el Priorato, uno a uno sus pueblos, es un placer estético, una aventura visual, donde la retina se llena de tonos ocres, grises y verdes, sinuosas carreteras transportan al viajero a parajes llenos de luz, empinadas cuestas donde pululan ciclistas valientes y osados, lentamente, esas retorcidas cuestas, te ubican en pequeños nucleos urbanos, donde en pequeñas bodegas, guardan sus caldos agarnachados.

Recientemente otra D.O. emergente rodea al Priorato, la denominada Montsant.

Porrera, Scala Dei, Poboleda, Gratallops, Vilella Alta, Vilella Baixa, Torroja del Priorat, son algunos de los núcleos urbanos mas destacados, todos ellos con pequeñas bodegas, visitables la mayoría, pero que para la degustación de alguno de sus vinos es necesario desembolsar alguna cantidad de dinero, en cualquier delegación de turismo de la zona, te darán un listado con horarios y precio.

En menos de un día, puedes recorrer la zona, comer una magnífica escudella "por su sitio", en Gratallops, en "LA CASSOLA", unas "lujuriosas" manitas de cerdo y todo por 15 euros, en este restaurante, de maravillosas vistas, cuya carta dudo que la hayan cambiado alguna vez, descansan esos platos de comida "viejuna" y "setentona": coctel de gambas, melón con jamón, un incomensurable "pijama", paletillas de ternasco...lugar ideal para reponer fuerzas, recomendable acabar en Prades, pueblo ya fuera de la denominación, situado a más altura y de agradable y fresco clima, el pueblo rojo, no por nada, sólo por sus construcciones en piedra de este color...¡ah!... no olvides comprar patatas de Prades, muy buenas...

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