Vamos a comenzar una serie de platos que tienen un denominador común : sus componentes son "animalitos" del mar y de la tierra, que juntos y en perfecta armonía llegan a la mesa para llenarla de aromas y sabores únicos: conejo con langostinos, bacalao cn ibérico, cabracho con morcilla...todos desfilaran por aquí, inundando vuestros paladares de segregaciones salivares indescriptibles...reciben el nombre de "MAR Y MONTAÑA" para ser estrictamente ortodoxos lo diremos en perfecto catalán, ya que ese es su origen "MAR I MUNTANYA", para empezar esta serie que mejor que el mar y montaña por antonomasia "EL POLLASTRE AMB LLAGOSTA"...¡ala pues a la feina!
INGREDIENTES:
- un pollo de corral, si encuentras de esos de los de antes, como el de la foto de arriba, de esos que se han criado picoteando las eras, me llamas...que inmediatamente iré a cocinarlo...eso si no lo comeremos "a pachas"...si no encuentras como el de la foto, pues usas uno de esos que parece que lo han pintado de amarillo, son algo mejor que los de todos los días...
- una langosta viva, ya sabes que con este tipo de bichos siempre hay que cometer "un marisquicidio".
- un atadillo de hierbas que pondremos entre dos láminas de zanahoria, atado con un hilo de bramante, así lo podremos recuperar todo, una vez ya aromatizado el guiso, en este atadillo colocamos, tomillo, laurel, romero...
- una cebolla de Fuentes de Ebro
-un par de tomates maduros de la huerta zaragozana
-un pimiento verde...también de la huerta zaragozana
-un vaso de vino tinto, no le va mal un vino rancio
-un "copazo" de coñac
-una docena de almendras tostadas y otra docena de avellanas tostadas
-unas hebras de azafrán de Teruel
-una rebanada pan seco
-ajos, perejil
-aceite de oliva virgen extra del Bajo Aragón (AOVEBA), es que en este plato estamos maridando los secanos y montañas Turolenses con las profundidades del Poseidón, alli donde habita la REINA LANGOSTA, para provocar el más excelso de los sabores, digno sólo de paladares de dioses.
PROCEDIMIENTO:
En una cazuela de reglamento, o sea de tamaño considerable, de hierro o de barro, a poder ser, "descuartizamos " a la langosta, la cabeza en dos mitades y de la cola hacemos anillas, freímos en aceite de oliva estos trozos, procurando que todos los jugos de la langosta vayan a parar al guiso, sacamos los trozos y los reservamos.
Cortamos el pollo en trozos, salpimentamos y lo freímos, que quede bien dorado, fuego fuerte al principio y más suave después.
Cuando el pollo esté frito añadimos la cebolla y el pimiento verde bien picado, sofreímos, añadimos el atadillo de aromáticas, los tomates pelados y picados, dejamos freír hasta que el sofrito quede sin agua.
Este es el momento de la FUSIÓN de la mar y la montaña, bueno, del corral y la pescateria, añadimos la langosta que teníamos reservada y dejamos todo junto, para que se vayan conociendo, a fuego muy lento, añadimos también en este momento el vaso de vino.
Mientras tanto es el momento de hacer "la picada" y servirnos un vaso del vino que nos ha sobrado, con delantal puesto y los efluvios del guiso flotando en el aire, quizás sea este un estado de felicidad lo más parecido al cielo...
"Fen la picada", en un mortero machacamos las almendras y avellanas tostadas, el ajo, el perejil, y una rebanada de pan previamente frita en el aceite, majamos sin piedad, hasta que nos quede una pasta que añadiremos al guiso...xup, xup...el guiso sigue su ritmo lento ...es hora de echar mano de la botella de coñac y añadirle un "copazo" , si lo flambeas, ten cuidado con las cejas y la campana extractora, que tiene su peligro...ya puedes apagar el fuego y dejar reposar...estos guisos están mejor al día siguiente, bien reposados...pero tengo mis dudas de que puedas esperar...asi que a consumir con moderación, si ella está disponible...