INGREDIENTES:
tomate de la ribera de Zaragoza
anchoas en salazón
mozarella
alcaparras de Ballobar
menta, albahaca
PROCEDIMIENTO:
Con el delantal puesto encima de la corbata, quizás esta última, era el único vestigio, de su antigua condición de ejecutivo, aunque no tuviera nada que hacer, todas las mañanas se ponía corbata, aún sabiendo que estaba en esa fase, o estado en que "los ejecutivos también lloran", la crisis le ha había sorprendido cuando todavía le quedaban un buen montón de letras que pagar, ya se sabe: el chalet, el barquito...esta situación, se repetía a si mismo, es mucho más "jodida", que la de un peón de la construcción...
Una incisión en cruz a los tomates en la parte de abajo y un minuto de escaldado, después a agua fría para cortar la cocción, hay que echarlos con cuidado, no sea que se manche la corbata, la piel se quita sin esfuerzo alguno, las semillas, y los interiores del tomate los guarda en un recipiente aparte, mientras pica en una fina brunoise, la parte mas carnosa del tomate...
A estas edades, la visión empresarial de un viejo dinosaurio como él, choca con el ímpetu de esos jóvenes, sobradamente preparados que ahora le pisan los talones... con un gesto indolente, se ajusta el delantal, al mismo tiempo que posiciona su corbata... sigue cortando en trocitos minúsculos unas anchoas en salazón y unas maravillosas alcaparras de Ballobar... lo mezcla todo en el mismo recipiente, lo remueve para que se mezclen los sabores...si, unas hierbas, también le irán perfectas: albahaca, menta...
Era el mejor en su cargo, sin necesidad de conocer esas infectas nuevas tecnologías, y con tres escasas palabras de inglés, su traje de Armani, esa corbata impoluta, y la sonrisa cautivadora le fueron suficientes para medrar... siempre fui el mejor...
Un aro metálico para emplatar, las formas son importantes, coloca toda la mezcla dentro del aro, ejerciendo una mínima presión, después reparte una mozarella de búfala, cortada a pellizcos con las manos, unas hojitas de menta, y el jugo recuperado del tomate mezclado con un aceite de oliva excelso, acabarán de dejar el plato de un apetecible maravilloso...
En zapatillas, ajustándose el delantal, al mismo tiempo que acomoda su corbata, se sienta delante del plato de tartar de tomate saboreando los efluvios que exhala... mientras piensa: siempre fui un líder, un líder que sabía en cada momento lo que tenía que hacer y lo que no tenía que hacer... ¿o no?
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