Definitivamente me resisto a que me llamen cocinillas, prefiero que me llamen “eterno aprendiz”.
Los que un día decidimos pedirle a los reyes un buen juego de cuchillos para picar bien la cebolla y currarnos los platos como hacen los cocineros de la tele, hemos encontrado la capacidad de creación dentro de la nevera.
Se dice que el arte es el dominio de la técnica, que combinada con un sentimiento, proyecta al exterior las interioridades personales, el resultado de esta proyección, en este caso, no cabe duda, es un plato, un plato que debe viajar al equilibrio más puro de sentidos estimulando el tacto, el gusto y hasta el oído y para ello el “eterno aprendiz” lo ha tenido que dibujar en el aire una y mil veces para que llegue a tocar el alma de un amigo.
¡Que más puede pedir un aficionado tardío a los fogones!
Háganme caso practiquen la terapia de los pucheros suele ser muy agradecida, y no nos olvidemos nunca que no cocinamos solo para nosotros, que sería de un gran plato sin un buen comensal.
Fernand Point, padre de la nouvelle cuisine decía :
"Que es una Salsa bearnaise? Una yema de huevo, chalotas, un poco de estragón. Pero créanme, requiere años de practica para que el resultado sea perfecto! quítale tus ojos de encima por un instante y será inservible."
Definitivamente seguiré siendo un “eterno aprendiz” de los fogones...y supongo que también de la vida
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