Pocas veces me ha ocurrido, normalmente, cuando uno va a un establecimiento a comer, va a eso, a comer, a encontrarse a gusto, pero ir a CASA EMILIO, es otra cosa, aparte de ir a comer, que también se come, y muy bien, eso si, sin "mariconería" alguna, una cocina aragonesa "por su sitio", con producto de respeto, y sin excesivo cuidado en vigilar tu cartera, uno va a CASA EMILIO, en un intento de retorno al pasado, en un viaje transversal a aquellas épocas en que "contra Franco vivíamos mejor", uno de repente, se ve con pantalones de campana y barba "Guevarista", con un seiscientos al que no le funcionaba la marcha atrás, no lo areglábamos porque no había pecunio, y aparcar era una odisea...pero había tanto horizonte y tanto futuro por delante...que la marcha atrás no nos hacía falta.
Un espacio, CASA EMILIO, por el que designamos un lugar al que se le exige, como a los amigos que permanecen, que sea tal cual es para encontrarte por completo en tu lugar. Un espacio, reconfortando el páramo, cuya envergadura se define por una tradición genuina y cálidamente entrañable, por sentirse a gusto y por transferir cariño.Y las paginas de este libro son el paisaje de sus edades, de un tiempo habitado que se recupera y que bien puede confrontarse con la memoria personal y colectiva... ( Jorge Cortes).
Avenida de Madrid, 5 50004 Zaragoza - 976 43 58 39
Mis primeros recuerdos adolescentes de Zaragoza, era ese cruce de caminos, el Portillo, cruce de caminos hacia Barcelona, Madrid, Valencia... seguramente seria el equivalente al segundo cinturón de la ciudad, pasado ese cruce, estaba el paso a nivel y de ahí a las Delicias... (algún chiste malo circulaba en la época al respecto), cuando el tranvía emergía del paso a nivel siempre aparecía aquella inconfundible fachada de azulejos marrones, era CASA EMILIO, y ahí sigue...cual puerta de Alcalá... 70 años después, con su fritada aragonesa, su ajoarriero de bacalao...ese ternasco asado de Aragon, que no mas verlo se te hacen los ojos "chirivitas"... ese trato de casa de comidas de siempre, y esos recuerdos entre panfletos y "manis" prohibidas... ¡si esas paredes hablaran...!
Hoy he vuelto a comer allí, y a preguntar donde "pillar" el libro que han sacado como conmemoración del 70 aniversario, el 600 sin marcha atrás, se ha convertido en BMW con GPS ("panoperderme"), Lenin y Marx los he cambiado por "lapanasocialdemocrata"...la utopía la he cambiado por la gastronomía... de aquellos tiempos pretéritos solo me queda la Clara, que eso si, cada día sigue mas guapa...
Para tener el libro de 229 paginas de historia, colaboraciones, dedicatorias, dibujos, como no, cocina aragonesa... puedes comprarlo en:
Librería Antigona, los Portadores de Sueños o Calamo por 22 euros si no me equivoco.
Un espacio, CASA EMILIO, por el que designamos un lugar al que se le exige, como a los amigos que permanecen, que sea tal cual es para encontrarte por completo en tu lugar. Un espacio, reconfortando el páramo, cuya envergadura se define por una tradición genuina y cálidamente entrañable, por sentirse a gusto y por transferir cariño.Y las paginas de este libro son el paisaje de sus edades, de un tiempo habitado que se recupera y que bien puede confrontarse con la memoria personal y colectiva... ( Jorge Cortes).
Hoy, CASA EMILIO habla por si misma, desde el corazón y los fogones. Cuando casi todo esta inventado, cuando se puede elegir, desde el corazón o desde el estomago, las decisiones son mucho mas libres... (José Miguel Martinez Urtasum).
Ponme unas libertades del estante del fondo, por favor.
Fraternidad para el primero
y un plato de ilusión,
Pero todo de llano paritario,
todo con utopías,
muchas gracias. (Emilio Gaston)
La tarde, posiblemente ventosa y fría, había caído. Por la avenida de Madrid los últimos viandantes caminaban deprisa huyendo del cierzo matarile y de la España tediosa con olor a Nodo y crisantemos. Los amigos, unos cuantos, nos cobijamos en el interior de casa Emilio. Durante la cena se hablaba de fútbol, de romances idílicos, de algún poeta loco y de esas otras zarandajas que uno manipulaba, en aquellos años para escapar del colega de gris que sentado en una de las mesas exteriores, vigilaba a los clientes, casi todos camioneros y "rojeras" de turno..
(J.A. Labordeta)
Se me olvidaba decir que en CASA EMILIO puedes comer como "un cura preconciliar" por 14 euros, o como una "eminencia de sayón rojo" por 18-20 euros, que cuestan varios menus ya conformados.
Avenida de Madrid, 5 50004 Zaragoza - 976 43 58 39
Cortaremos en lonchas finas el calabacin, la cebolla, el pimiento y la patata en proporciones semejantes.
Freír independientemente cada producto, escurriendolo bien cuando se retire de la sartén.
Luego, los juntaremos todos y añadiremos huevos muy bien batidos hasta que se cuajen.
Puede incorporarse, como tienen por costumbre en algunas zonas, escabeche o tomate; también ambos.
Tómese caliente.Se asa al horno tal cual y se desmigaja, lavándolo varias veces en agua fría donde se le quitan las pieles y espinas. Luego se seca bien con un pao de cocina.
En una olla se fríen ajos hasta que estos comiencen a dorarse ligeramente. En este momento se añade el bacalao y se rehoga a fuego lento evitando que se seque.
En una sartén freiremos patatas y cebollas como si fuera a prepararse una tortilla española. A la hora de servir, se junta todo; bacalao, patata y cebolla, añadiendo huevos batidos y dejando que cuajen bien mezclados con lo anterior.
Servir recién hecho.
Muy bien lavadas y preparadas se colocan en el recipiente de asar, introduciéndolas en el horno.
A los pocos minutos, las sacaremos y cambiaremos de bandeja, ya que en su primera cocción habrán desprendido abundante liquido. Entonces las sazonamos y mojamos con aceite crudo de oliva, espolvoreandolas con una picada de ajo y perejil para situarlas de nuevo en el horno para que se doren uniformemente y no reciban esta sugestiva tonalidad por un solo lado.
Servirlas calenticas con un poco de salsa.
1 comentario:
Yo he vivido en las Delicias toda mi niñez, adolescencia y juventud. Me acuerdo del paso a nivel, del tranvía, del Portillo como estaba antes.... y por supuesto de Casa Emilio. Que rica está su comida y que recuerdos me han venido al leerte.
Besitos gordos
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