INGREDIENTES:
bacalao desmigado
salmón fresco
ajo, chalota
cebollino
aceite de oliva virgen extra
guindillas piparras
flores de geranio
PROCEDIMIENTO:
Yo he sido monaguillo, no llegué a ser infantico del Pilar porque mis dotes vocales y mi talento musical siempre ha estado por debajo de lo mínimo, que le vamos a hacer, nunca fui llamado por esos caminos, pero monaguillo sí que fui, de los de sotana roja y roquete blanco, si roquete, así se llamaba el atuendo que a modo de camisa nos poníamos encima de la sotana roja, declamábamos la misa en un latín aprendido de memoria, levantábamos la levita al cura mientras hacíamos sonar la campana, y contestábamos al "dominus vobis cum" al tiempo que el cura se volvía hacia el altar y nos daba la espalda. Yo fui monaguillo y casi fraile, como casi toda una generación...
Y a que viene todo esto... y que se yo, disquisiciones mentales para ejercitar la memoria e impedir que ese médico alemán que no recuerdo como se llama haga su trabajo...
La verdad es que al ver montado este plato me recordó a un monaguillo, por sus colores: rojo y blanco, así de simple...es que uno es más "simple que un sidral" ah que no sabéis lo que es un sidral, pues yo no lo voy a explicar...y puede que la RAE no tenga ni idea...
Te provees de dos sartenes, en las dos echas unos ajos picados y chalota también picada, partiendo de aceite de oliva en frío.
Picar el salmón en daditos de menos de 1 cm al igual que el bacalao previamente desalado, echar cada pescado en una sartén de las que teníamos con el ajo, sofreír todo el conjunto.
Emplatar con un aro redondo, primero el colorado salmón y encima el blanco bacalao.
Adornar con unas hojas de cebollino fresco, una línea en el plato de aceite de piparras, este aceite puedes hacerlo triturando las guindillas piparras con aceite y unas hojas de geranio.
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