En aquella ciudad fui un vendedor de orgasmos, cuando era mas joven la vida viajaba siempre en tren de cercanías y la noche olía a la lluvia de los 20 años.
Derramé tantas veces el vino sobre el mantel de la vida que hubo veces que tuve dudas sobre su color original.
En aquella ciudad las fechas sólo eran números, los recuerdos aún no se habían inventado y la historia la escribía a lápiz cada mañana para poder borrarla al día siguiente.
Casi nunca pude tomar la decisión de ser feliz, pero en aquella ciudad jamás intenté hacer la prueba de los nueves a la vida, siempre tenía la solución exacta.
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tomás
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