Un mar y montaña con un marisco un poco particular.
INGREDIENTES:
un pollo
galeras
cabeza de ajos
laurel
chalotas
vino blanco
sal, pimienta
aceite de oliva
patatas
Para la picada:
dos dientes de ajo
pan frito
almendras tostadas
PROCEDIMIENTO:
Lo primero sofreiremos las galeras muy ligeramente, con objeto de que dejen su sabor en el aceite que vamos a freír el pollo, retirarlas inmediatamente y reservad.
Sazonad con sal y pimienta los trozos de pollo.
Dorad en un recipiente amplio.
Añadid una cabeza de ajos entera partida por la mitad, unas cuantas chalotas enteras, un buen vaso de vino blanco y algo de agua hasta que cubra l parte sólida.
Añadid algún tipo de aromático, laurel por ejemplo.
Dejad cocer hasta que el pollo este en su punto.
Para la picada machacamos en un mortero un par de dientes de ajo, las almendras tostadas y una rebanada de pan frito, debe de quedar todo como una pasta capaz de engordarnos la salsa, agregar esta picada al guiso a mitad de cocción.
Una vez el pollo este en su punto depositaremos las galeras por encima del guiso, practicamente con el calor residual será suficiente para dejarlas en su punto, no las hagas demasiado.
Acompañaremos el guiso con unas patatas fritas en dos veces, una vez confitadas en un aceite no muy fuerte y acabadas en el momento de servir con una doble fritura para dorarlas.
La galera es un crustáceo malacostráceo que se da en la zona del Mediterráneo. A pesar de que su caparazón ligeramente blando, es tan molesto como el de las cigalas, su interior esconde una carne muy jugosa y sabrosa.
Lamentablemente ha sido un marisco infravalorado, muy utilizado para dar sabor a los caldos, lo que garantiza que están riquísimas, pero no se había extendido su consumo como protagonista de un plato, pues al tener poca proteína la carne mengua bastante.Cada vez son más los restaurantes, que dan el valor que tiene a las galeras. Basta con hacerlas a la brasa o a la plancha con un poquito de sal y un buen aceite de oliva. Tijera en mano para abrirlas fácilmente y a disfrutar de una carne fina y muy gustosa.
También es habitual cocerlas en agua salada para su degustación, sin duda son una apuesta segura para un arroz u otros guisos marineros. Se las considera una exquisitez en los meses fríos, cuando se encuentran con huevas, ahora es uno de los buenos momentos.
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