INGREDIENTES:
Para 6 personas.
2 k de costillar de cochinillo
una trufa
2 chalotas
medio vaso de vino tinto
manteca de cerdo y sal
PROCEDIMIENTO:
Utilizaremos para preparar este plato el costillar de un cochinillo cortado en un solo trozo. Calentaremos el horno a fuego medio y prepararemos una fuente de barro. Frotamos el costillar con la manteca de cerdo y restregamos la parte interior con la trufa y posteriormente sazonamos.
Ponemos el costillar en la fuente con la piel hacia arriba y la introducimos en el horno, para evitar la sequedad de los hornos ( si no tienes esas moderneces de ahora que van de maravilla, el horno de vapor) ponemos una cazuela en el horno que con el calor irá evaporando.
Asamos el costillar a fuego suave durante unas dos horas, subiendo a continuación el fuego hasta que la piel esté dorada.
Es importante no poner sal en la piel para evitar que se formen ampollas y se rompa. Mientras se asa el costillar cortamos en juliana fina las chalotas, las rehogamos a fuego lento hasta que transparenten y las dejamos cocer con caldo de carne a fuego lento.
Cuando haya reducido a la mitad añadimos el vino y dejamos que siga hirviendo hasta que haya reducido a un tercio, pasamos la salsa por un chino, agregamos la trufa rallada y dejamos que cueza otros 5 minutos.
Sacamos el costillar del horno, cortamos las chuletas y las servimos acompañadas de la salsa.
El cochinillo debe ser sacrificado cuando está en pleno proceso de lactancia, es la garantía de que su carne sea tierna, no contenga excesivas grasas y ofrezca su característica suavidad, nunca debe superar los 4 kilos.
El mejor es el cochinillo de cerdo ibérico, aunque difícil de encontrar.
Hay una extraña relación entre el cochinillo y el numero tres: tres son los meses de gestación, tres son las semanas que debe tener el animal antes de sacrificarlo, tres los días que tarda en estar dispuesto para el asado y tres las horas que debe de pasar en el horno.
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