INGREDIENTES:
cardillos silvestres
huevos
queso rallado
Para la bechamel:
mantequilla
ajo, chalota
harina
leche
PROCEDIMIENTO:
Finales de Abril, principio de Mayo, es la época en que esta verdura silvestre, está en su apogeo, como sabrás estos brotes tiernos con el tiempo degeneran en espinosos cardos, pero "pillados" tiernos, es una maravillosa verdura, mucho hemos hablado sobre los cardillos o tagarninas, pero si quieres recordad, sólo tienes que consultar EN ESTE INMENSO BAÚL DE LOS RECUERDOS.
Limpiar los cardillos, dejando sólo el tallo o brote joven, para ello lo mejor es ponerse unos guantes y desde la raíz hasta el final presionar y arrastras las hojas.
Una vez limpios y cortados a tozos de unos 5-6 cm. lavarlos repetidas veces, mantenerlos a remojo un tiempo añadiendo al agua unas gotas de lejía, cuando estén perfectamente limpios, los cocemos 3-4 minutos en agua hirviendo, los sacamos, desechamos esa agua y ponemos agua nueva a hervir, los coceremos en esta agua hasta que estén blandos, si son tiernos alrededor de 15 minutos, con la primera cocción les quitamos la potencia y los suavizamos un poco.
Una vez cocidos los sacamos del agua, dejamos escurrir y reservamos.
Mientras tanto haremos una BECHAMEL tradicional.
En un recipiente que sirva para el horno colocar los cardillos que tenemos reservados, ya cocidos, y naparlos con abundante bechamel.
Añadir por encima el queso que más te guste.
Llevar al horno y gratinar.
Colocar por encima unas yemas de huevo y con el calor residual o con soplete calentarlas un poco, deben de quedar fluidas.
1 comentario:
Me encanta los cardillos y así con bechamel tienen que estar de vicio.
Un besote
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