dos cuartos delanteros y dos cuartos traseros del cabrito
ajo, cebolla
patatas, pimiento verde
sal y pimienta
romero
aceite de oliva virgen.
PROCEDIMIENTO:
Hoy toca dejar un poco la cocina mas creativa y volver la vista a lo tradicional, aunque yo creo que nunca la he dejado de lado, siempre he dicho que aquel que no domine la cocina tradicional y quiera hacer cocina creativa deberá empezar aprendiendo la primera, sino hara verdaderos "churros" y de estos existen, vaya que si existen.
Fundamental en este plato es encontrar un buen proveedor del renombrado rumiante, ya que aquí lo que realmente estamos haciendo es una cocina de producto y este es fundamental sin dejar de lado su poquito de técnica.
Yo suelo comprar el animalito entero, suelen pesar entre 3 y medio y cuatro kilos. Los cuartos traseros y los delanteros los hago como ahora te contaré y el resto incluidas sus minúsculas chuletillas al ajillo, creo que en el inmenso desván que es este blog en algún sitio te lo cuento ( para recordar pincha aquí).
Para empezar sazonamos con sal, pimienta, un poco de romero las pintamos con un poco de aceite de oliva y al horno a 220 grados, lo ideal es tener un horno de vapor, pero si no lo tienes puedes colocar en un recipiente agua que al evaporar evita que se reseque el asado. Es una carne muy tierna y se hace pronto, le das la vuelta y no le pierdas ojo.
Mientras tanto para acompañar hacemos unas patatas panadera o patatas a lo pobre: cortamos unas rodajas un poco gruesas como de medio centímetro, cebolla en juliana gruesa y pimientos verdes. En una sartén grande pones aceite de oliva en abundancia y le damos una prefritura a las patatas con la cebolla y el pimiento, añadirles un poco de romero para darles el tono de campo, tienes que dejarlas casi hechas, cuando tengas la carne casi hecha la sacas del horno y colocas a modo de cama el conjunto de las patatas panadera, vuelves a colocar la carne encima y todo de nuevo al horno, allí debe de acabarse de hacer el asado y las patatas e intercambiar y mezclar sabores.
Yo me bajo a la bodega a "pillar" una botella de garnacha centenaria, que el asado este no se puede dejar sólo, hay que acompañarlo con conocimiento y talento.
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