Mediaba el mes de septiembre. Los caballitos del recuerdo jugaban a correr al galope.
En la ventana la tenue lluvia humedecía el astío. El tic-tac acompasado me llevó ante mi retrato envuelto en niebla: Corrías como un sueño por los caminos de polvo hasta que la tarde y la monótona campana vestían de ocre el horizonte, tu risa blanca como la luna de abril cortaba la noche, eras un volcán a punto de desbordarse en vida.
¿ Sabes? Cuando dormías parecías una música triste hasta que el hada de tus sueños abría tus ojos con golpes de día.
La casa donde tú creabas y guardabas las cumbres inaccesibles de tus sueños permanece inmóvil pero nadie sabe que en cada agujero tú guardaste un águila, una violeta, un otoño, una colina, un corazón de metal o una “chiva” multicolor.
En la ventana la tenue lluvia humedecía el astío. El tic-tac acompasado me llevó ante mi retrato envuelto en niebla: Corrías como un sueño por los caminos de polvo hasta que la tarde y la monótona campana vestían de ocre el horizonte, tu risa blanca como la luna de abril cortaba la noche, eras un volcán a punto de desbordarse en vida.
¿ Sabes? Cuando dormías parecías una música triste hasta que el hada de tus sueños abría tus ojos con golpes de día.
La casa donde tú creabas y guardabas las cumbres inaccesibles de tus sueños permanece inmóvil pero nadie sabe que en cada agujero tú guardaste un águila, una violeta, un otoño, una colina, un corazón de metal o una “chiva” multicolor.
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tomas
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